Sólo los nobles podían convertirse en caballeros, pero, antes, debían entrenarse durante años para aprender el arte del combate y el código de caballería por el que se regirían.
El primer paso era convertirse en PAJE, a los 7 años de edad, era enviado a servir en la casa de un noble vecino.
A los 15 años se convertía en ESCUDERO, sirviente de un caballero; a partir de este momento, debería pasar muchas horas entrenándose en el uso de la espada, practicando con espadas de madera en duelos contra otros escuderos.
Practicaban con el estafermo, un poste con un brazo giratorio en lo alto, un escudo en un extremo y un saco de arena en el otro. Había que ser muy hábil como para golpear el escudo y esquivar el consiguiente golpe seco del saco de arena.
Al cumplir 21 años, se convertía en CABALLERO. Tenía lugar entonces una ceremonia de investidura, en el cual se arrodillaba frente a su maestro, un noble caballero o el propio rey. Solía celebrarse en el castillo en el gran salón:
A continuación su maestro le regalaba una espada y unas espuelas.
Un caballero recibía tierras de su señor a cambio de 40 días anuales de servicio militar. El resto del año lo invertía participando en torneos, en los que podía ejercitarse y poner a prueba sus habilidades para ganar experiencia en el combate.