Los primeros castillos se construyeron probablemente hacia el año 950. Cuando un rey le daba tierras a un noble, éste se apresuraba a construir un castillo para defenderlas, y la forma más rápida y sencilla de hacerlo era con tierra y madera.
Los primeros fueron simples torres rodeadas por empalizadas.
Después se construyeron a base de piedra. Los primeros castillos, de tierra y madera, resultaban baratos y se levantaban en poco tiempo, pero tenían serías desventajas: la madera duraba pocos años, y, con ella, el castillo estaba indefenso ante los incendios y los ataques con catapultas o arietes.
La piedra se extraía de una cantera lo más cercana al lugar de construcción
Los castillos tenían unos muros gruesos que podían tener unos 2,5 metros de ancho y los de las torres podían ser todavía más anchos.
Los muros del castillo eran anchos y resistentes para resistir el ataque de los enemigos con proyectiles lanzados desde catapultas.
Las murallas rodeaban al castillo solían medir de 3 a 5 metros de ancho. Eran altas y desde sus torres los defensores podían ver si alguien se aproximaba para dispararle con los arcos....
En las murallas habían unos pequeños huecos llamados saeteras eran tan pequeños, para que los soldados pudiesen disparar las flechas a los atacantes y
para que a ellos no le llegasen las flechas que le disparaban
Las almenas es el remate dentado de los muros de una fortificación.
El castillo estaba rodeado por el foso que era una gran zanja llena de agua que rodeaba al castillo por los lados que no estaban protegidos por el precipicio. Los peces y aves del foso servían de alimento
y para entrar al castillo estaba el puente levadizo construido con madera robusta, al elevarse tapaba la puerta principal.
El rastrillo protegía a la puerta de los ataques invasores. Tenía forma de reja y estaba hecho con madera de roble, recubierto con láminas de hierro para prevenir que fuera incendiado, rematada abajo en puntas que formaba parte de las fortificaciones de la puerta, junto al puente levadizo y la barbacana.